Estamos tan contentas que no sabemos cómo explicarlo, y queremos dar las gracias a todas las que nos habéis hecho llegar vuestras felicitaciones y muestras de afecto.

Siempre hemos dicho que esto es una carrera de fondo. Y sí: ya son más de 33 años desde que salí del Institut del Teatre. El próximo año celebraremos los 25 años desde que soy payasa, desde nuestro primer espectáculo, el “De Pe a Pa”. Ahí es donde empezó todo.

Este es un trabajo de equipo, donde cada una juega un papel imprescindible, para que las que estamos en el escenario, luzcamos todo lo posible. Y es imposible nombrar a todas las personas que han participado de alguna manera en esta trayectoria. Muchas de ellas, además de auténticas profesionales, con los años se han convertido también en grandes amigas. También va para ellas este reconocimiento.

De forma especial tenemos presente que fue Joan Busquets el primero que creyó en mí desde el inicio, y sin plantearnos adonde queríamos ir, su generosidad, en horas y horas de trabajo, fue el mejor regalo.

Los premios ayudan, sobre todo en los momentos más difíciles, a seguir adelante. Te dan la energía que a veces flojea, cuando todo cuesta. Pero el mejor de los premios que podemos tener son los bolos y los aplausos del público. Son los elementos imprescindibles que hacen que este oficio tenga sentido. Un oficio incierto, duro y al mismo tiempo precioso y generoso, que queremos como ningún otro.

Por eso seguiremos con la misma ilusión girando nuestros espectáculos por todos los teatros (grandes, pequeños, bonitos, feos, nuevos, viejos…) que nos quieran invitar. Hoy estamos felices disfrutando de este momento de gloria, que sabemos efímera. La gloria es así, el infierno también.

Sabemos dónde estamos, en esta carrera de fondo, en el camino del medio, mirando siempre lejos, disfrutando de cada trayecto y cada cruce. No hemos buscado nunca atajos ni caminos placenteros. Hemos intentado siempre seguir los impulsos desde el lugar más honesto.

¡Nos vemos en los teatros!

¡Salud, circo y payasas!