Cójase a una payasa y póngasela a esperar el regreso de un marido que acaba de abandonar el hogar conyugal para irse a la guerra. Démosle, a guisa de distracción, una máquina de coser y el hilo suficiente para que con sus labores pueda olvidar sus penas y hacernos olvidar de paso a nosotros las nuestras. Pues bien: el resultado es una versión de la Guerra de Troya que no tiene nada que envidiar a la del ínclito Homero. Como en la Ilíada y la Odisea, también aquí tenemos naves griegas e inexpugnables ciudadelas, heroicos guerreros y feroces batalles, islas hospitalarias y voluptuosas Calipsos. Y, como no, el caballo que dio la victoria a las tropas de los griegos y convirtió a su inventor, Ulises, en toda una celebrity.